El Pontificio Consejo de Justicia y Paz y la Unión Internacional de Superiores Generales han designado el 8 de febrero como día anual de oración y sensibilización contra la trata de personas. También es la fiesta de Santa Josefina Bakhita, quien fue secuestrada cuando era niña y vendida como esclava en Sudán e Italia. Una vez que Josefina fue liberada, se convirtió en monja canossiana y dedicó su vida a compartir su testamento de liberación de la esclavitud y a consolar a los pobres y a los que sufren. Fue declarada santa en el año 2000.
El 8 de febrero, se anima a los católicos de todo el mundo a organizar o asistir a servicios de oración para crear una mayor conciencia sobre este fenómeno. A través de la oración, no sólo reflexionamos sobre las experiencias de aquellos que han sufrido esta afrenta a la dignidad humana, sino que también consolamos, fortalecemos y ayudamos a empoderar a los sobrevivientes.