Conoce a tus nuevos diáconos hispanos

Margarito Franco Torres

Nacido en San Miguel Tlaltetelco, Estado de Morelos, México, en una familia católica. Sus padres, Alicia Torres Hernandez y Ricardo Franco Galicia, quien descansa al lado del Señor, inculcaron a sus cuatro hijos el asistir a Misa y observar los sacramentos. “Siempre le he dicho a mi mamá, que el mejor regalo que pudieron haberme dado como padres fue el haberme bautizado catolico”, afirma.

En marzo de 2001 se trasladó a Estados Unidos en la búsqueda de un mejor futuro. En Monroe, Carolina del Norte, conoció a la que luego sería su esposa, Nancy Morales, con quien tiene cinco hijos que ya le han dado 3 nietos.

Después de asistir al grupo carismático ‘Misericordia Divina’ en Monroe, decidió acercarse más a Dios y recibió el llamado al diaconado. Su aceptación como candidato fue uno de los momentos más felices que experimentó, “porque decía que cómo Dios, en su infinita misericordia y amor, siendo Él tan perfecto, ponía su mirada en un pecador como yo para predicar su Evangelio”.

El Diácono Margarito Franco Torres servirá en la parroquia Nuestra Señora de Lourdes en Monroe.

Eduardo Bernal

Salvadoreño, nacido en la ciudad capital, San Salvador, el 25 de diciembre de 1968. Sus padres, Carmen Montes y Francisco Bernal Cruz, así como su hermana, Gloria Marina Rivas Montes, disfrutan ya de la paz del Señor.

En 1990, huyendo de la guerra civil desatada en El Salvador, se instala en Estados Unidos. Según él mismo refiere, en 1992 asume su fe católica, “antes de 1992 mi vida de fe era superficial y sin compromiso. Desde 1992 comenzó un proceso que todavía continúa dando frutos de misericordia”.

Casado con Brenda P. Arroyo por 11 años, el Diácono Bernal tiene una hija, Mónica I. Bernal-Arroyo, de 8 años.

En 2018 fue aceptada su solicitud al programa de formación para el Diaconado permanente de la Diócesis de Charlotte, lo que representó para él una gran alegría “y la oportunidad de poder discernir si este llamado que sentía al diaconado permanente era realmente lo que Dios pide de mí”.

La formación académica, reconoce, fue un reto para alguien que no tuvo una experiencia universitaria. El Diácono Bernal espera “servir como ministro ordenado al pueblo de Dios en lo que se me pida desde mi parroquia y diócesis” y ha sido designado por el Obispo Jugis a servir en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe en Charlotte.

Herbert Quintanilla

Nacido en San Vicente, El Salvador, en julio de 1971, está casado desde 2004 con Guadalupe Quintanilla, con quien tiene siete hijos: Luis (29), Alejandro (27), Gabriela (25), Tiffany (22), Sofia (15), Mateo (12) y Andrés de 10 años.

Arribó a Estados Unidos en 1981, siendo aún niño, en compañía de sus padres.

Respecto a su llamado al servicio, afirma que durante una Misa sintió el deseo de servir a Dios. “A los pocos días, uno de los diáconos de la parroquia me preguntó si no había pensado en el diaconado. Le contesté que sí y me guió en cuanto al primer punto de contacto para iniciar mi proceso”.

Recibió la aceptación como candidato al diaconado a través de un correo electrónico que recibió el día de su cumpleaños. “Representó una alegría muy grande.

Fue uno de los pasos más importantes y de mucha esperanza, pues el ser aceptado solo es el inicio de este largo proceso y camino que no siempre termina en la ordenación”.

Las clases y estudios, la nueva rutina de estudios y coordinar el tiempo de estudio, clases, trabajo y familia, fue el reto que tuvo que afrontar en su camino al diaconado.

Ya ordenado, el Diácono Quintanilla afirma que se encuentra deseoso de “servir en mi parroquia, ponerme a la orden de cualquiera de las necesidades que pueda cubrir de acuerdo a lo que mi párroco me asigne”.

El Diácono Quintanilla servirá en la parroquia San Vicente de Paúl en Charlotte.

Francisco Piña

Originario de Querétaro, México, nació el 27 de marzo de 1971, en la familia de Galdina Luna Castro y Francisco Piña Herrera, formada por diez hijos, cuatro mujeres y seis varones. En agosto de 1991, con 20 años de edad, emigra a Estados Unidos buscando una mejor oportunidad de vida.

En diciembre de 2004 contrajo matrimonio civil con su esposa, Viviana María Piña, con la que tiene tres hijos: Lilia Oriana Piña, de 25 años; Leila Denise Piña, de 21; y José Manuel Ramírez, de 22.

En diciembre de 2009, después de recibir el sacramento del matrimonio, se reintegró a la vida plenamente católica.

“Siempre pensé que yo debía ser la cabeza de mi hogar, como Cristo es para la Iglesia, y que tenía que dar el ejemplo a mis hijos y a mi esposa”. Ser recibido como candidato al diaconado representó para él una oportunidad más para seguir conociendo a Dios.

En la etapa de formación, lo más difícil cree fue la preparación de los ensayos y la exposición de las homilías en inglés. “Tal vez la barrera que los hispanos tenemos con el idioma nos hace trabajar un poco más en estas materias”, anotó. Ya ordenado, piensa trabajar fuertemente con la comunidad. “Dentro de la Iglesia, los ministerios con los que me gusta trabajar son PreCana y matrimonios”.

El Diácono Piña ha sido designado por el Obispo Jugis a servir en la parroquia San Luis Gonzaga en Hickory.